En una visita a la sede de la acción comunal del barrio San Miguel – La Mansión se realizó esta nota en la que se da cuenta de las actividades que se realizan en pro de la comunidad del sector. Jose Luis Salinas, el presidente de la junta concede una entrevista en la que defiende su labor a pesar de algunas quejas por infraestructura de la casa donde se encuentran ubicados y el manejo de dineros.

JAC San Miguel- La Mansión

Apreciaciones ambiguas

Si partimos de la idea de que la buena imagen se construye desde el voz a voz, se puede asegurar que se ha ido transmitiendo por las calles y avenidas del barrio La Mansión, ya que entrando por cada conversación desde ventanas o por la puerta principal como visita esperada es un canal efectivo por el que se emiten las noticias de la JAC que los representa. En términos comunes y sencillos, la imagen de la Junta de Acción Comunal del sector San Miguel-La Mansión, de la Comuna 8 Villa Hermosa, es buena porque como dice su líder Jose Luis Salinas “se le ve movimiento”.

El servicio de los Telecentros –manejado directamente por la Alcaldía de Medellín-, la gimnasia y grupo para la tercera edad; constantes reuniones en las que se conversan las problemáticas que acogen al sector y a los vecinos; talleres de pintura y de baile (que la mayoría son gestionados por el SENA), entre otras actividades que se hacen para integrar a la comunidad, son esos constantes “movimientos” que el líder y la comunidad toma para dar referencias sobre la JAC.

Los representantes de la junta mencionada sostienen que toda la gestión se ha realizado en pro de la comunidad, sin embargo existen habitantes que  aseguran que ya no se genera participación porque los servicios que le eran provechosos ya no están, como el internet que se presta de manera discontinua.

Las personas del sector descontentas se basan en que este tipo de organizaciones tienen un enfoque lucrativo que esconde muchos procedimientos que están a cargo de la alcaldía y que terminan soportando supuestos intereses privados, lo que genera una apatía general por este tipo de representación de la comunidad.

 “El que habla mal de algo es porque no conoce”, sugiere Jose Luis Salinas. Ya que dentro de la misma acción comunal aseguran que se evita que el presupuesto no llegue a manos de los  delegados, sino que atraviesa un procedimiento formal de petición ante las autoridades encargadas y si llega a ser aprobado se invierte en el proyecto propuesto. 

Distribución de los servicios

“El compromiso de la Junta de Acción Comunal es velar, mirar las necesidades que se identifican en el sector y buscar los mecanismos para solucionarlas.” (Salinas, 2014). Es por eso, que se requieren unos delegados o funcionarios, para que estos sean los intervinientes cada año, frente a las diferentes entidades con las cuales se establecen convenios, o con los que se tiene un trato más administrativo, como es el caso de la propia Alcaldía y Presupuesto Participativo.

Este último, es una “herramienta de democracia participativa que permite a la ciudadanía incidir o tomar decisiones frente al presupuesto público, para solucionar las problemáticas más apremiantes de cada una de las comunas y corregimientos que hacen parte de la ciudad de Medellín.” (Institución Universitaria Pascual Bravo, 2013) para de esta manera, obtener el “dinero que el gobierno  destina para resolver los problemas y desarrollar las potencialidades del  territorio” (MedellínDigital, s.f.), en pocas palabras, para invertirlos en la comunidad.

La Junta de Acción Comunal se compone por nueve comisiones que se distribuyen los servicios y funciones que debe cumplir frente al sector. Se busca que haya un delegado por cada comisión, aunque hay una que otra, en la que es necesaria la intervención de más de dos personas, por el campo tan amplio que trabaja. Aquí radica cierta fiebre popularista electoral, en la que puede confundirse a los verdaderos líderes con los politiqueros.

Según la voz al mando de la JAC de San Miguel – La Mansión, “se lucha constantemente por la seguridad del sector, aunque eso no le compete justamente a la JAC sino a la Policía. Pero mediante los recursos que destina PP se crean escuelas de seguridady alarmas comunitarias”(Salinas, 2014). Esta declaración puede dar cuenta de los retos que se implantan estas comunidades representadas, puesto que es necesario que primero hagan un diagnóstico de las necesidades que le competen al sector al que le están apostando.

Como proyectos a futuro, la junta de San Miguel- La Mansión, está trabajando en la proyección de la construcción de un  gimnasio al aire libre, con la finalidad de propiciar espacios de ocio sano en los jóvenes. Sin embargo, ningún joven hace parte de los representantes que lideran la iniciativa comunitaria, por el contrario son los que menosprecian las actividades y servicios, como el actual Telecentro, que es acusado de malos manejos administrativos y por tanto refleja un obstáculo para la planeación interna de los miembros de la junta que por supuesto aseguran una correcta y transparente ejecución.

Se hace inevitable entonces hablar de la participación ciudadana en estos espacios, en la mayoría de los casos físicos, que son propiciados para beneficio de la comunidad. “Hay que lograr a escala nacional un esfuerzo más coordinado de todos los sectores. Un requisito importante sería el de establecer una confianza popular en el desarrollo ensayando un programa mejor adaptado a las realidades colombianas”. (Edel, 1967). Este elemento de confianza popular debería ser transversal en la prospectiva de los planes de gestión de este tipo de entidades, que sería conveniente fueran sin ánimo de lucro.


 

Bibliografía

Las comunidades representadas

Las Juntas de Acción Comunal –JAC-, son organizaciones sin ánimo de lucro constituidas por vecinos de un barrio, quienes se dedican a estar pendientes de las diferentes problemáticas que aquejan al sector en el que viven, y también hacen la labor de facilitadores, al ser tomados como el canal para informar las gestiones del Estado a los demás vecinos. (Comuna 12, 2012, párr. 1 y 3). Pero no siempre se desempeñan como entidad vigilante de barrios y conductas en sectores, las JAC también buscan la integración de habitantes, primordialmente del lugar para el que trabajan, aunque también le apuestan a otros barrios. Es por esto, que se encargan también de “promover el desarrollo cultural, recreativo y deportivo” (Comuna12, 2012, párr. 3) del sector o zona, al que acogen como organización.

Si bien cada barrio tiene una Junta de Acción Comunal que representa a esa comunidad como grupo participante, en el imaginario de los ciudadanos de a pie, el concepto no está muy claro o si está claro, su definición es errada. Sumándole además, que con los presentes escándalos políticos y económicos que han acaecido en el país, ya la gente desconfía de cualquier ente que reciba dineros del Estado o de quien haga parte del ente gubernamental.

Dijo Hannah Arendt en su momento que el hombre es política, lo cual lo sumerge en un ambiente de participación en el que se le acredita como líder, en este caso, siendo de la JAC, un vocero de la comunidad. Pero en la mayoría de los casos, este tipo de personas no son tomadas en serio, sin embargo un plus que manifiestan estas juntas barriales o sectoriales, es que toman los problemas que los atañen como lo planteó Deleuze: “distribución de puntos relevantes”, (Moreno, 2014) ya que no los solucionan todos a la vez, sino que se convoca a la comunidad y a los miembros de la junta, para dialogar sobre las quejas que tengan y posteriormente se plantean las posibles soluciones.

La JAC de los sectores San Miguel – La Mansión, está ubicada dentro de lo que compete a la comuna 8 Villa Hermosa, en la parte centro-oriental de la ciudad de Medellín, la cual limita con los barrios Prado Centro y el barrio Los Ángeles, a unas pocas cuadras de la concurrida Avenida Oriental. Esta Junta de Acción Comunal fue creada en 1972, momento en el que tiene personería jurídica, es decir, cuando obtiene el reconocimiento por parte de un organismo o una autoridad (en este caso el Estado, la Alcaldía) y a su vez, se convierten en un ente con derechos y obligaciones y que puede desarrollar acciones judiciales (Definicion.de, s.f.). Desde entonces ha gestionado proyectos que se han desarrollado en la comunidad, apostándole al cambio y no sólo a la transformación de lugares, sino de las personas, desde donde realmente se siembra el desarrollo de un sector.

“La lógica de la política es que el hombre, como un producto humano, se vaya agrupando para desarrollarse” (Periañez, 2013) filosofía que las juntas de acción comunal, antes de dispersarse por los barrios de cada municipio de Colombia, se pensó para buscar que la persona que está en las laderas o lugares recónditos y que se considera apolítica, ya sea por conceptos o percepciones que le repelen frente a este tema, se enterara y se hiciera un ciudadano partícipe y de esta manera, también se enterara de lo que estaba pasando en el Estado y que a su vez, lo atañía a él, definición que acoge Jose Luis Salinas actual presidente de la junta de San Miguel – La Mansión, para llamar la atención de la comunidad y así mismo, trabajar en pro de la comunidad.


 

Bibliografía: